Productos del año actual (2019) ... En actualización




 Producto 2. Programación y reconocimiento:  
Producto 3. Reconocimiento literario y caminero:
 Producto 4. "Viaje a pie", otro camino hacia el tango


Sorprendido fui, mientras transitábamos el camino real, de Pacora a Salamina, e interpretábamos el paisaje mirando el cañón y vereda de variopintos verdes del Palocoposo en el “Viaje a Pie” 2019, un dúo conformado espontáneamente de dos caminantes, Jorge Valderrama, veterano de antiguas bohemias y Daniel Morales joven precoz, coincidían tarareando un tango, se asombraron e increparon ambos de saberlo, e interfirieron con su entusiasmo el susurro en la distancia del río San Lorenzo.

En la Tertulia Literaria de todas y cada una de las noches del “Viaje a pie” correspondiente a Salamina, volvimos a pedirle a YouTube, la música y la letra del tango que fue tema de asombros y disertaciones, sobre el símil entre el contenido temático de TORMENTA de Enrique Santos Discepolo y la renuncia del PRIMER PRINCIPIO FILOSOFICO de Fernando González Ochoa en su libro “Viaje a Pie”, ambos buscando a Dios, y a la vez negándolo, Santos Discépolo en 1939 y González Ochoa diez años antes en 1929.

Tormenta

Letra y Música: Enrique Santos Discépolo *Tango  (1939)




Aullando entre relámpagos, 
perdido en la tormenta
de mi noche interminable,
¡Dios! busco tu nombre... 

No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir... 
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive
¡Dios! mejor que yo... 

Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien...
del que lucha en nombre tuyo,
limpio, puro?... ¿para qué?... 

Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre,
¡Dios!, lo que has besao...
El seguirte es dar ventaja
y el amarte sucumbir al mal. 

No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune,
¡Dios! para besarte... 

Enséñame una flor
que haya nacido
del esfuerzo de seguirte,
¡Dios! para no odiar,
al mundo que me desprecia,
porque no aprendo a robar... 

Y entonces de rodillas,
hecho sangre en los guijarros
moriré con vos, ¡feliz, Señor! 


Por su parte, Fernando González Ochoa en su libro Viaje a pie (pág. 66 Editorial Bedout) escribia:
   “Mucho tiempo anduvimos por un sendero de rumiantes, sin saber para dónde íbamos. Tampoco sabemos para donde vamos al vivir. No era, pues, grande  nuestra tristeza por estar perdidos, pues perdidos estamos desde que allá, en compañía de nuestros queridos amigos los jesuitas, no pudimos encontrar el primer principio filosófico. Cuando le decíamos al reverendo padre Quiroz que cómo se comprobaba la verdad del primer principio que nos daba, nos decía: “ese es el primero; ese no se comprueba. “Desde entonces andamos perdidos.”
Rumiando el momento y las escenas posteriores, sobre las disertaciones tangofilas, días después, en la intimidad de mi biblioteca, como en aquella mañana brumosa en la que Don Benjamín Correa, compañero de viaje de González Ochoa, “malhumorado preguntaba no se sabe a quién” ¿dónde están las huellas?

Entendí lucidamente una nueva verdad, que los tangos fueron mi canciones de cuna y un camino llano de mis huellas identitarias en el Ituango Antioquia de los años 50´s, aunque aparentemente haya renunciado a ellos a los 7 años con el primer asomo de la razón, que siempre he estado en ellos, a la fuerza, en buses, en cantinas al paso, atravesando la cultura, en crónicas periodísticas, en reencauches baladisticos, en eventos de ciudad y ahora volveré a revisar el camino de los mismos, al considerarlos fundantes de la época en que me crie, para poderme reencontrar con una de las travesías identitarias que algún día abandoné en mis eternas exploraciones e interpretaciones, del porque yo soy como me comporto, “sin querer queriendo”.

Para el Conversatorio en Otraparte el día jueves, 21 de febrero de 2019 en el marco de presentación de las experiencias de “Lectura de Viaje a pie desde el camino” Versión 11.


Julio Hernán Calle Correa 
Educador Físico – Guía e Intérprete Ambiental
juliocallereal@ gmail.com
21 Febrero de 2019.



 Producto 5. En busca de los caminos del "Viaje a pie"

“Caminar es el gran placer para el cuerpo,

pues todo está hecho para ello.”

F. González, Viaje a pie, 2017, p. 53 Editorial EAFIT



Se está al inicio del camino, pronto a transitarlo, solo contando con el cuerpo de animal bípedo, diestro supuestamente para esta actividad, pero será el caminar de cada día, que dirá cuán hábil o cuan anquilosada se está para asumirlo como tarea diaria, como tarea vital, en torno a la cual otras acciones acompañan, dando razones para continuar la marcha o para terminarla.



3/01/2019    Envigado – El Retiro          Día 1

Entonces solo está el camino, la marcha se va dando lentamente, el cuerpo toma su ritmo para dar cada paso sobre él; en tanto la respiración, da luces, de cómo se encuentra ese cuerpo ante ese camino que cambia, que va empinándose y perdiéndose entre el ramaje de arbustos, las raíces que sobresalen, traban el andar, entonces el cuerpo torpemente busca como continuar la marcha. La mirada se concentra en cuál nuevo obstáculo hay, el oído percibe el rio que parecer que se aleja o se acerca. El descanso llega sobre ramas recién cortadas, que nuevamente ocultan el camino a seguir.

Los aromas que de cuando en cuando se perciben se vuelven evocadores de otros tiempos, de otras compañías, las jóvenes Julias de Fernando González, que en este camino se trasforman en todo aquello que en el tiempo fue alejado y que un aroma extraño y encantador trae a la memoria, pero también recuerda que ese ya nunca será el mismo, el tiempo lo cambia todo inexorablemente.    

4/01/   El Retiro – Vereda Colmenas (La Ceja)          Día 2
El cuerpo va adquiriendo su propio ritmo, para la marcha, para percibir los aromas, parar percibir todo aquello que paulatinamente lo va rodeando, en tanto se transita el camino el pensar también toma su ritmo, los pensamientos lo inundan, se vuelve silencio, la compañía desaparece, solo está el camino, el cuerpo que lo trasega y el pensamiento que acompaña dando conciencia de lo que se hace, la lentitud, acaso, sea ese el ritmo necesario para esta marcha.

El sendero se cierra, ya no es posible que sea transitado, “el señor dijo que por aquí no podrían ya pasar”, la puerta del portillo cerrada con candado, la señora a lo lejos nos mira y baja la cabeza ¿Qué pueden hacer ellos? Esto no les pertenece, solo son sus cuidanderos y no quieren perder su trabajo. Entonces se evidencia: el otro da miedo, no importa quien sea, ni de donde provenga, hay que cuidarse de él, viene y daña, hay que alejarlo, entre más lejos mejor, para eso las cámaras, las rejas que dan seguridad, no permitir su entrada, se la prohíben. El yo solitario prevalece, tiene claro como son las cosas. La marcha continua por otros caminos donde el otro aún es bienvenido.

5/01 Vereda Colmenas - Abejorral          Día 3
El camino es el que acompaña al caminante, que mejor compañía que ese espacio que se recorre, que embelesa a quien lo transita, no siempre se entiende su valiosa compañía.

Esta senda acogedora, la vegetación que acompaña, su forma con alguna inclinación, donde el paso se va donde entre cortas brechas de piedra, hierba y barro, el viento que acompaña, la temperatura, la humedad de la vegetación, los olores que exhalan, invita a caminarla, a degustar la marcha, esperando que no acabe, que así sea siempre, pero eso no sería posible otras sendas esperan.

Tanta vegetación que cubre el camino, que impide ver más allá, los arbustos y la hierba se traban en el cuerpo que intenta pasar, el machete debe abrir paso, el sol calienta la cabeza, el sudor resbala por el pecho, las manos sienten el rigor y los brazos descubiertos son abrazados por el sol y la hierba hiere la piel.

Solo es posible mirar el camino, las piedras húmedas, el barro, las raíces que se entrelazan, cualquier descuido lleva a una caída, a una herida, hay que caminarlo con cuidado para poder seguir, para poder llegar.

Entonces se llega a caminos agrestes, hay que andarlos con sumo cuidado, pero aun así agradan, se disfruta el andar, hay algo en ellos que hace que el caminante los quiera, desee estar en ellos, ¿Qué mueve en él ese camino? ¿Qué hace que valga la pena, su dureza, sus dificultades? ¿Qué las contrarresta? algo de amoroso, de bello, acaso su frescura, la belleza de los lugares que se atraviesan, la vegetación que acompaña, las aguas que se destilan entre los musgos, algo amerita más allá del reto de recorrerlo, lo vale, asombra.

6/01 Abejorral – Sonsón          Día 4
Los caminos pueden haber sido recorridos otras veces, aun así, siguen asombrando, enseñando, invitando; pueden ser similares, pero nunca los mismos, como quienes los recorren tampoco han de serlo. Siempre puede ser nuevo, invitar a otras experiencias en su recorrido, a habitar con otros, en otras condiciones, el clima puede ser diferente, tal vez lluvia o un sol abrazador, caminos al que el hombre cambia su recorrido, lo coloniza, lo abandona, o lo invade; animales que deben irse, otros que hacen presencia, con sus sonidos y con sus formas.

Pero también los caminos se pierdan, y entonces en su búsqueda, se han de volver a abrir, se invade nuevamente un espacio que la naturaleza ya había tomado para sí, en otras ocasiones son espacios no transitados que se vuelven por primera vez caminos, aun en este ahora eso puede ser posible. Nunca será suficiente espacio, siempre es necesario más.  Pero en el camino también se llega a cruces, donde es necesaria la elección, seguir, parar, desistir, ir hacia…, pero ese camino no transitado será siempre una historia no vivida, no narrada, la elección siempre da y quita un poco. 

7/01 Sonsón – Aguadas          Día 5
Se mira a la distancia como el cielo y las montañas se ofrecen con sus formas, hacia donde se mira el espíritu se refresca y se entiende como un ser nimio ante la grandeza de lo natural. 

Y entonces vale la pena la lucha diaria para recorrer el camino, la penuria en los ascensos y la dureza de los descensos, solo para ver las imágenes que hoy se ven, lo grandioso de un planeta, esas formas apabullantes en uno de sus retazos.

8/01 Aguadas – Pácora          Día 6
El camino también lleva a la compañía de otros, con ese otro ser que tiene sus búsquedas y que quiere compartirlas, que tiene sus desdichas y alegrías, que desea manifestar sus reflexiones, confrontar, enseñar sobre o que solo desea escuchar; ese otro da un valor especial al camino, necesario y estimulante. Compañeros, unos de momentos, otros de casi todo el camino, con búsquedas conjuntas, pero al final cada uno con la propia.   El camino nos acerca o nos distancia a esos otros.

9/01 Pácora – Salamina          Día 7
Estos caminos ya recorridos en el pasado, acaso por indígenas, primeros habitantes de estas montañas, los Pozos, los Pauceres, los Picore, poco a poco desaparecidos, solo se mantienen sus leyendas y algunos de sus rasgos en quienes habitan estas tierras. Los colonos paisas también los transitaron, mientras fundaban pueblos en las laderas de estas montañas, casi siempre visibles uno de otro y distanciados por un día en mula, alguno que otro escondido, fundado por quien no quería se encontrado, pobre ideal, los caminos siempre llegan y con ellos quienes los recorren y quienes buscan. Por estos caminos también viajaron las nuevas ideas de una época, acaso buscando nuevos horizontes, buscando donde ser escuchadas y vividas, aún se ven algunos de sus signos, pero como el hombre que no quería ser encontrado, estas fueron encontradas y absorbidas. 

Un camino acaso andado por Fernando González. Un hombre, genio quizá, con búsquedas no siempre entendidas, un adelantado, que posiblemente influyó en pensadores de otras latitudes, pero que encontrándose en una cultura donde la libertad de pensamiento y del hacer, solo logró escandalizar a quienes consideraban que el camino siempre debía llevar a los mismos lugares, ser caminado de la misma manera y con los mismas “personas de bien”. 

10/01 Salamina – Aránzazu          Día 8
Las aguas, son otros caminos que llegan y confluyen para forman otros más raudos, puede ser necesario transitarlas, otras, desviarse para evitarlas, posiblemente disfrutarlas, o acaso temer su fuerza, es posible que venza el temor o el placer de sumergirse en ellos, 

El agua se presenta con toda su fuerza al caer, en forma de Las Termopilas, como no extasiarse en la hermosura de esas aguas que se remolinan para despeñarse por la pared de la montaña, bien sea su presencia lejana o cercana, impresiona su poder en el sonido aun cuando todavía no es visible.  

11/01 Aránzazu – Neira          Día 9
El camino toma formas y aires tan diversos, zonas donde la niebla acompaña mientras se asciende por las empinadas cuestas, o es el calor abrazador al bajar por cañones que llevan a las riveras de los ríos, también caminos que se pierden entre los derrumbes de la geografía inestable, el relieve da otras formas de camino, entonces El Boquerón se hace visible y el antiguo cable, para acercar distancias, parece verse pasar.

12/01 Neira – Manizales           Día 10
Este camino va culminando, los esfuerzos de cada día, van llegado a su fin, la última cuesta se camina con paso lento, la respiración se entrecorta, se para en repetidas ocasiones, no importa, eso nunca fue importante, se caminaría a su ritmo, con su paso, con las paradas que fueran necesarias, lo importante era el recorrido, vivirlo, caminarlo. La meta está cerca, aunque solo haya sido una muy buena disculpa para hacer el camino, esa fue siempre la finalidad. 

13/01 Vereda Gallinazo (Manizales)          Día 11
El cuerpo, pide descanso, lo necesita, que mejor que sumergirse en las aguas cálidas, que brotan de las riveras del volcán nevado. El cuerpo debe recuperarse de tantos días en que fue exigido, a de recobrarse de esa lucha diaria donde volvía al camino y continuaba la marcha, una lucha de cuerpo y espíritu, donde no importaba el dolor ni el cansancio. Ahora ya puede descansar, por lo menos de este camino ya recorrido, que ya concluyó.


Liliana Patricia Pérez Graciano
Profesora - Maestría (candidata)
Correo-e: liliapape@gmail.com